Son las 6 y todavía no amanece. Los espectadores dan saltitos en el lugar para combatir el frío y esperan ansiosos la llegada de los punteros de las 100 millas de Patagonia Run en la plaza de San Martín de los Andes. Se escuchan los aplausos y la voz del relator que resuena por los parlantes: “Pau Capell y Sergio Pereyra, ganadores de las 100 millas de Patagonia Run 2022 en conjunto, una lección de deporte, de juego limpio, de grandeza de ambos, después de una carrera increíble”.
Sergio Pereyra se acerca a Gabriela, su pareja y a Sofía, su pequeña hija que están detrás de las vallas, las abraza y se emociona por el encuentro. El relator insiste que, “llegaron juntos y ganaron los dos”, pero cuando le dan la palabra a Sergio comienzan las dudas. “La carrera la ganó Pau Capell, yo tenía otra ilusión, pero se quedó ahí, cometí un error y eso se paga”, dice Pereyra. Sergio se mueve a un costado y apoya su frente en los bastones de trailrunning. Ni las palabras de Gaby ni la mirada de Sofía logran consolarlo y muestra su faceta más vulnerable. No puede contener la angustia y llora desconsoladamente.
Las declaraciones de Capell luego de finalizada la carrera ayudaron a entender lo que sucedió: “Le he esperado en la meta porque creí que debíamos llegar juntos. Ha sido una carrera muy dura, una de las más luchadas que he hecho hasta la fecha porque nos hemos dado mucha caña. Hemos entrado juntos porque este era el final ideal después de haber estado luchando durante toda la carrera”.
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¿Qué son las carreras de ultra trail?
El entrenador Fernando Massucco explicó: “En Argentina el antecedente del trail fueron las carreras de aventura que eran una combinación de disciplinas. Estas competencias derivaron en carreras específicas de mountain bike y de running por separado. Las de trail se corren en múltiples distancias, desde los 10 kilómetros hasta llegar a los 160. Las superiores a 42 kilómetros se definen como ultra trail y hay de dos tipos: en etapas, como El Cruce de los Andes que se corre en varios días con descansos, y las que se denominan “non stop” que son con pequeñas paradas en puestos cada 10 o 15 kilómetros. Además se establece un tiempo máximo por cada etapa, lo que obliga a no parar mucho tiempo. Son carreras de semi autosuficiencia porque se trata de recorridos marcados que cuentan con soporte de los organizadores, pero los corredores deben llevar un equipamiento obligatorio como abrigo, bebida y comida”.
Marcelo Tordomar, es un ingeniero industrial de 57 años que descubrió su pasión por la ultra distancia luego de correr El Cruce de los Andes se propuso finalizar las ultra más extremas del mundo. En la lista de desafíos ya completó la Marathon des Sables en el Desierto del Sahara, la Maratón de Hielo de Baikal en Siberia y los 330k de Tor des Geants en Italia, entre otras. Tordomar explicó acerca de las carreras de ultra trail y de la preparación: “Entreno todos los días combinando el gimnasio con el running. Durante los fines de semana hago los fondos, que llegan hasta los 30 kilómetros y en una semana acumulo 70 kilómetros. El entrenamiento físico es indispensable, la planificación y el cuidado de los detalles también, pero mucho más importante es la cabeza. Estar preparado para sufrir y estar dispuesto a enfrentar situaciones límites es clave en este tipo de carreras”.
Mariano Alvarez, director de TMX, organizador de Patagonia Run contó que, “es la carrera con más participantes de la Argentina y una de las más importantes de Latinoamérica. Se corren 10, 21, 42, 70, 110 kilómetros y 100 millas. Son todas carreras ‘non stop’ que comienzan y terminan en San Martín de los Andes y recorren el Parque Nacional Lanín”.
Ediciones anteriores de Patagonia Run
En 2019, el catalán Pau Capell ganó las 100 millas y estableció el récord de la carrera en 19 horas y 8 minutos, seguido por el argentino Sergio Pereyra. Capell es uno de los mejores corredores de ultra trail del mundo. Ganó prestigiosas carreras como Transgrancanaria 125k, Lavaredo Ultra 120k y Ultra Trail Mont Blanc 170k, esta última la carrera más destacada de la especialidad. Fue campeón del Ultra Trail World Tour en 2019 y 2021, y campeón del Mundo de Ultra Trail en 2018.
La pandemia puso en pausa al trail running durante el 2020, y en la edición del 2021 de Patagonia Run Sergio Pereyra logró su triunfo más resonante pero sin la participación de extranjeros por las restricciones de ingreso al país que existían en ese momento.
Sergio Pereyra, un corredor con fratacho y plomada
Cuando le preguntan a Sergio Pereyra a que se dedica él dice: “Soy corredor desde que nací y albañil de profesión. Arranqué a trabajar a los 12 años limpiando motores en un taller mecánico, luego fui jardinero y a los 15 años comencé con mi papá como albañil y casi en la misma época me largué a correr”. En 2014 ganó los 42k de Patagonia Run con solo 19 años, y a partir de ese momento tuvo una serie de logros que lo convirtieron en uno de los corredores más destacados de nuestro país.
Más allá de los triunfos nunca abandonó su espíritu amateur. En 2017, luego de salir segundo en El Cruce de los Andes, Sergio posteó en sus redes sociales un video en el que mostró su estilo de vida y entrenamiento: “Mi primer turno comienza antes de las 8 de esta manera (se lo ve llevando una carretilla cargada de arena), con frío o con calor. Y se extiende unas 9 horas. En algún momento como un sándwich y una coca para reponer energías. El segundo turno es más corto, salgo a correr, lo mejor que pueda, lo más rápido que pueda, lo más largo que pueda”.
El 2019 fue el año de su consagración cuando ganó el K42 La Angostura, El Cruce de los Andes y fue segundo en las 100 millas de Patagonia Run. “Esto lo logré sin llevar adelante un proceso de entrenamiento específico para una distancia tan larga, solo compitiendo en diferentes carreras de 42 kilómetros”, explicó Sergio.
“El 2022 fue un año particular. En diciembre terminé una obra en San Martín y pude enfocarme en el entrenamiento. Mejoré la alimentación y el descanso. Por primera vez incluí salidas de más de 20 kilómetros. Para este año me sentía muy fuerte y estaba seguro de que podía hacer un buen papel”, contó Pereyra.
8 de abril de 2022: 100 millas Patagonia Run
Frente al puerto de San Martín de los Andes en el Lago Lacar y en una mañana soleada que se burló del pronóstico que anunciaba frío y lluvia, arrancó las 100 millas de Patagonia Run 2022 a un ritmo frenético.
“El día de la carrera el clima estaba muy bien y esto invitaba a salir rápido desde el principio”, contó Sergio. “Yo sabía que Pau Capell es de comenzar muy fuerte, pero me tenía mucha confianza y decidí salir de igual a igual. En el kilómetro 30 ya estábamos solos, tirando un rato cada uno y corriendo muy fuerte. Cuando llegamos al PAS (puesto de asistencia) Puente de Luz, en el kilómetro 50, estábamos debajo del récord de Pau en 2019. En el kilómetro 55 me mira y me dice: “Acá comienza otra carrera”. Yo no le respondí porque no entendí a qué se refería. A los pocos metros aceleró y me pasó como a un poste. En ese momento me dije, “ya está, a este no lo veo más. Cuando llegamos al puesto Colorado, en el kilómetro 87, me dicen que me sacó 23 minutos. A esa altura me sentía mal. Era difícil poner la cabeza en positivo pero de a poco comencé a pensar que tenía que esforzarme por lograr que no se me escape tanto. Me cambié las zapatillas y me puse una remera térmica porque estaba oscureciendo y sabía que iba a bajar la temperatura.
En la estancia Quechuquina, me alegran con una buena noticia “Lo tenés a 13 minutos”. Me sorprendió porque durante esos 16 kilómetros, desde Del Mallín hasta Quechuquina, yo me sentí realmente mal y solo pensaba que no me alcance el tercero. Cuando me dicen esto me volvió la energía y salí muy entusiasmado al siguiente puesto. Es un tramo corto de unos 8 kilómetros planos, al costado del Lago Lacar y parte del recorrido dentro del lago con el agua hasta las rodillas. Al llegar al siguiente puesto me dicen que pasó hace 5 minutos y no lo podía creer. A esa altura de la carrera entramos en el bosque y comenzamos a subir. Le pregunté a una chica que estaba en una carpa como control a cuanto pasó el que iba adelante y me dijo: “Más o menos dos minutos”. Sigo corriendo y en una subida veo la luz del frontal de Capell que estaba adelante a unos pocos metros.
Lo alcanzo, lo paso, él me mira y me dice que siga tranquilo. Casi agarro el teléfono y le pido que nos saquemos una selfie.
Sigo confiado y a buen ritmo pero antes de llegar al puesto Coihue, que está en el kilómetro 129, se me acerca por detrás una luz. Miro y veo nuevamente a Pau a mi lado. Se sonrió y me dijo: “Sergio, esto de las ultras es vivir, morir y volver a vivir”. Salimos juntos del puesto y subimos al Cerro Quilanlahue. Capell trepa mejor que yo y me fue sacando distancia. Yo nunca había corrido con bastones, esta fue la primera vez que los usaba y en la subida se notaba la diferencia. Al llegar a la cumbre me cuentan que me sacó unos 3 minutos, pero cuando comenzamos a bajar le desconté ese tiempo y arribamos juntos a Colorados. Es un puesto grande donde había mucha gente, fue muy emocionante porque nos recibieron con una ovación. Te lo cuento y se me pone la piel de gallina. A 15 kilómetros de la meta lo tenía a unos pocos metros atrás y empiezo a preocuparme porque la luz de mi frontal alumbraba poco. Unos muchachos, al costado del camino, se dan cuenta y me ofrecen el suyo. Yo lo acepto porque los kilómetros finales iban a ser una guerra y no podía arriesgarme a quedarme sin luz. Espero que me alcance porque mi plan era correr juntos y dejar todo en los últimos kilómetros que son llanos y es donde yo me siento más fuerte. Cuando lo tengo al lado me dice: “Oye Sergio te han dado un frontal y eso no corresponde”.
Yo le respondí que me estaba quedando sin luz y él me retrucó: “Pero tío, tú sabes que eso no está permitido”. Salimos juntos del puesto Bayos y a los pocos metros decidí dejar el frontal en un matorral y seguir con el que tenía a pesar de que casi no alumbraba. Faltando unos 5 kilómetros aflojé el ritmo, le dije que siga él y que gane tranquilo. En ese momento acepté que por un error había perdido la carrera de mi vida. Pau aceleró y me dijo que me esperaba en la meta. Me quedé sin luz y seguí caminando sin poder ver por dónde pisaba. Crucé a unos muchachos que me acompañaron alumbrando el camino, lo que me ayudó a recorrer los últimos kilómetros con más ritmo. Pau me estaba esperando antes del final y llegamos juntos, pero sabiendo que el ganador era él”, relató Sergio Pereyra.
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Mariano Álvarez explicó acerca del incidente del final: “Las carreras de ultra trail establecen que los corredores no pueden recibir apoyo de ningún tipo. Ni de espectadores, ni de asistentes y solo se los puede ayudar en puestos específicos. Sergio Pereyra cometió un primer error al calcular mal el tiempo de duración de la batería de su linterna y luego, una falta reglamentaria al recibir una luz frontal de un espectador”.
Quiso reparar la equivocación dejando en el camino la luz porque nunca la usó, pero esto no enmendó la falta. El resultado ya estaba decretado. Capell y Pereyra corrieron durante, casi 20 horas, subieron más de 8000 metros y recorrieron 160 kilómetros. Cruzaron la línea de llegada juntos, pero allí solo estaba el cuerpo de Sergio. Su sueño quedó a unos pocos metros del puesto de asistencia Bayos. Allí, donde un espectador, inocentemente, le ofreció su frontal porque Sergio se quedaba sin luz para la arremetida final.