Siempre digo que correr trail es más que conocer las montañas, es aprender a vivirlas. Y con la selva pasa lo mismo, sobre todo con carreras como Misiones Trail de la Selva, una competencia en la que el 90% del circuito es plena selva misionera. Y fue allí donde tuve mi debut en este hermoso pero duro ecosistema donde la vegetación, la humeda y el calor son los principales obstáculos.
En lo que fue la primera edición de una carrera en al que participamos 1.500 corredores y corredoras, en la que la máxima distancia (50k) quedó en manos del atleta de la selección nacional de trail, Fernando Mendieta, y de la joven local Jessy Klingbeil, la organización cuidó todos los detalles. Pero vale destacar lo que para mi fueron dos aciertos y un plus único:
Lo diferencial de Misiones Trail de la Selva
Uno de los aciertos fueron los nueve puestos de abituallamiento en 48 kilómetros, que si bien parecían muchos, al correr en ese espacio donde el aire parece agotarse en sengundos y la deshidratación está al filo de apoderarse de cada competidor, uno entiende que esa cantidad puestos fueron estratégicamente pensado y ubicados. Y, al terminar la carrera, los agradece.
El segundo estuvo en la decisión de largar los 50 Kilómetros a las 4 de la madrugada, un horario que parecía demasiado temprano, ya que la mayoría de los corredores de esa distancia estábamos alojados en Posadas y para llegar a horario a la localidad misionera de Almafuerte, donde se realizó la competencia, nos implico salir dos horas antes. O sea practicamente sin poder dormir. Pero en carrera me di cuenta que largar más tarde hubiera sido muy complejo por el calor del mediodía se vuelve imposible.
Y si, el gran detalle fueron 1.300 kilos de hielo para enfriar agua con la que todos nos reabastecíamos, tomábamos y nos refrescábamos. E incluso, mantenían bolsitas de agua que nos daban para llevar para refrestcarnos en el camino. Algo que yo nunca vi en ninguna carrera y que hizo la diferencia.
Siempre digo que mi “zanahoria” suele ser el vaso de Coca Cola que espero tomar en cada PAS, pero acá debo reconocer que por primera vez cambié esa inyección de azúcar por la refrescante agua fría que, en medio de la selva y en pleno verano, fue la mejor fuente de recuperación de todos los participantes.
Debut en la selva
Desde que empecé a correr trail, lo hice en montaña e incluso en playa. Más aún cuando pasé a la ultra distancia. Corrí dos veces los 110km de Patagonia Run en San Martín de los Andes, y dos veces las 100 millas de esa competencia. También corrí los 50 km de la Brut en Bariloche y los 48k del Trail del Viento, en el Norte de Neuquén (donde tuve mi primer DNF). Todas competencias al pie de la cordillera. Pero nunca en selva, hasta ahora.
Misiones Trail de la Selva fie mi debut en este tipo de terreno y debo reconocer que la volvería a correr todas las veces que pudiera. Es una carrera dura, con barro, arroyos, senderos bien cerrados y selváticos trabados, y otros donde podes correr un poco más libremente. Donde vas a afrontar un recorrido con muchas trepadas cortas y con bastante inclinación, tanto que más de uno se verá obligado a parar para recuperar el aire. Una carrera que nos obliga a sacar lo mejor de uno y donde no podes no dar todo. Una carrera que todo corredor o corredora de trail debería experimentar al menos una vez.
La provincia de Misiones me recibió con mucho calor y humedad. Salir del avión, donde el aire estaba a full, fue un golpe que por un segundo me cortó el oxígeno. Pero el trato de todos y cada uno de los integrantes de la organización con Cristian Stanganelli a la cabeza, el máximo responsable de esta hermosa y recomendable carrera, no sólo se encargaron de hacer que mi experiencia fuera genial sino que además lograron transmitirme el amor que ellos sienten por su selva y la importancia que tiene cuidarla para todos. Es por eso que, como sucede con la montaña, tener la experiencia de vivirla es fundamental para aprender a valorarla. Y no hay mejor de hacerlo que corriéndola.
EXTRA: Ya podés consultar todas las carreras de calle y trail en nuestro nuevo calendario. Ya están los de 2025, que se irán completando a medida que los organizadores vayan conformando fechas.
